y después de vomitar toda su casa, llegué hasta el baño. Me puse mi ropa y 
le pregunté de nuevo: ¿Cuál era tu nombre?. Me puse mis zapatos, mi campera "no sé, tengo muchos", mi bufanda, me acerqué a su puerta "no importa" la abrí " si no me lo decís ahora ya me lo dirás orta vez" salí y cerré. "¡Nena!" Gritó. La abrió "Puedo llevarte a tu casa?", lo medité un segundo en la calle "¿En qué?". Sacó una chopera de la galera. Llegamos a casa, entré y sentí el ronroneo de ese bombón alejarse. prendí le luz del baño, me saqué lo que me quedaba de disfraz y me hundí en un pensamiento. Él me abrazaba tumbado junto a mi en un árbol. 2 de la mañana, un faso afterbirra. Sus dedos como raices enredados en mi pelo de pasto. Sus ojos como la luna clavados en mi sien. Su pecho como una almohada. Y su corazón de percusionista muy cerca de mi oído haciendo música para mi. Volvía a ver mis pupilas frente al espejo. Lo extrañé, quise sentirlo cerca, dormir con él, abrazarlo hasta el hartazgo y besarlo hasta secarme. Empecé a correr por el pasillo tirando la ropa en el camino. Finalmente, en la última cama lo encontré. Se había dormido de esperar, Junto a sus zapados un corpiño verde. No era mio. Me acerqué a la cama, Bajo la frazada, abrazada a su cintura, una rubia. Siempre le gustaron las rubias. "Disculpá" le dije "Éste es mio".
La mina se asustó. Se levantó de un salto como si hubiera escuchado un disparo. Agarró su ropa y se fue corriendo. Lo miré, se veía tan tranquilo después de un plovo. Tan superado. Me acosté a su lado. Mi perfume lo despertó. "Buenos días, amor" dijo y me abrazó "¿Cómo la pasaste hoy?" Bien, normal... y con un te amo volvió a dormir. Soñamos que volábamos juntos y que nuestros hijos iabn a la escuela y tomaban jugo de naranja exprimido. Que comíamos con mi familis para Navidad y con la suya para año nuevo. Y que envejecíamos juntos trabajando en equipo. A la mañana siguiente nos despertamos para darnos cuenta de la vida real no es tan diferente de la de los sueños.