miércoles, agosto 03, 2016

A ver boluda, si ahora que te meten el dedo en el culo a cada paso, salís con la cacerola

Cuadernos de la transición

Antes, el año pasado, yo podía pensar que podía hacer cualquier cosa.
Hoy me cuesta un poco, me cuesta muchísimo.
El año pasado empecé una historieta en la que volcaba mis sueños, solamente eso, no había más que mi inconsciente, todo para adentro, las cosas vanales que preocupaban mis sueños, reuniones de consorcio, patines voladores, vestidos de 15 que ya no entraban en la fecha de la fiesta. Ahora ya no sueño. Aprieto los dientes, me duele el cuello.
Me siento una vieja, me hago cargo del peso del mundo y en realidad no puedo hacer nada.
Del lugar hermoso en el trabajaba se están yendo todos, el ambiente está muy viciado, al mucho olor a huevo. Me duele la cabeza y los fluorescentes me dan fotofobia.
A los que no los echan se van por sus propios medios. Ni los ferroviarios son tan fanáticos como para bancarse semejante olor a mierda en la oficina, solamente por ir a cumplir horario para que te den la platita a fin de mes.
Los delegados gremiales, cuando te vas a quejar, te dicen: sabés por qué la gente se aguanta todo esto? porque uno sabe que acá pagan, y pagan bien, y apenas te das vuelta van a contarle al gerente de tu descontento. Y si no te adaptás te dan la oportunidad de crecer en otro lado.
¿Cómo se pasa de esto?

Macri gato.