En lo de la tía Horacio

Llegué pasada de rosca, sin dormir, a las 10 de la mañana (hacía 24 horas que no dormía).
Él se tenía que ir así que me dejó la lista de cosas para comprar para hacer el almuerzo.
Hice las compras, me olvidé los huevos, pero no importó porque resultó que ya había.
Volví y hecha un zombi me senté en un sillón frente al tv para mirar una peli y tomarme un Speed.

La peli:
“Aquellos que nos quieren, nos quieren.
A aquellos que no nos quieren, que Dios tuerza sus corazones. O que tuerza sus tobillos, para que podamos reconocerlos.”
Le dijo un musulmán, dueño de un bar, a un cura borracho que lloraba por haber perdido a su chica en manos de su mejor amigo, un rabino.

Almorzamos y nos hablamos la vida, como debe ser.
Pero lo que se habla en esa casa queda ahí, así que sólo voy a contar lo que pasó en la vereda.
Estábamos sentados en el banquito tomando una birra y preparándonos para que me hiciera un retrato, cuando llega Jaco.
De pedo me saludó y me preguntó qué me había pasado en el labio, la dije que me había salido una ampolla y ahí se terminó la conversación.
Estuvo con cara de culo desde que llegó hasta que me fui.
Le dije que me iba de viaje y que quería estar con él antes de irme, y me respondió que seguro esa noche iba a salir a emborracharse...
Le pregunté qué le pasaba que tenía esa cara, me puso una cara peor y no me respondió.
Le dije bueno, está bien, Álvarez, dejá, me subí a la moto y en menos de 3 segundos había cruzado toda la ciudad hasta mi casa. Re caliente.

Dice en:
- una de las paredes de Horacio:
“Tengo miedo, pa... de irme y perderme.”
- otra:
“Anímense al atardecer, no hay tanto mosquitos.”
- un paredón:
“Se huele la presencia de la ausencia de tu amor”
- otro paredón pero en La Plata:
“Si la vida te da la espalda, tocale el culo.”
- mi ropero:
“Éste hoy es aquel mañana, que ayer tanto nos había preocupado, y ya ves, todo va bien...”
- mi teléfono:
“Batería baja”
- un envase:
“Beber con moderación. Prohibida su venta a menores de 18 años”
- el cd del Indio:
“Y al tragar aspirinas y bollos, ya no la vi soplando el té”