Me hice el fleco, como me pareció poco me hice las trencitas. Todavia me parece poco asi que si me pinta me hago las rastas.
Cada vez que algo cambia, cada vez que la rueda de la fortuna gira, cada vez que siento que hay algo que muere y algo que nace en mi vida corto con todo, me corto el pelo, me corto las uñas, pinto las paredes (eso ya lo haré en el departamento, lo vengo pensando desde el año pasado).
Es como si de pronto todo me molestara. De las 500 prendas de mi limitado ropero sólo uso las 10 más nuevas. Cambio sábanas, toallas, cortinas, me pintarrajero y por sobre todaas las cosas, una vez con las uñas cortas me las pinto de colorado, por que ya lo dijo Lola "con las uñas coloradas es más fácil ser feliz". Y así zafo de la depresión.
De cualquier manera hacía mucho que no necesitaba un cambio así. Hacía mucho que no moría nadie que valiera el largo de mis uñas o de mi pelo. Y mucho más hacía que no nacía nadie.
El veraneo, el boludeo, pensar en nada, jugar a todo y querer más, a veces, me lleva a lugares copados, a conocer montañas azules y mares verdes, cielos violeta y alguna que otra nube negra. (Mi obsesión con los colores tendrá que ver con el daltonismo de mis hermanos?)
Así voy conociendo algunos gringos, muchos gallegos, uruguayos, africanos, jamaica y creo que cuando por fin llegue al congo me voy a desilucionar, pero no me importa nada, y ya hace mucho de eso.
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