jueves, diciembre 17, 2009

Poca bambula, poco modal

Cuando me visto busco hasta el último rincón de la casa las prendas que siento que me tengo que poner, las prendas que muestran cómo me siento.
Pero ahora estoy enterrada hasta la cintura dentro del ropero buscando una prenda, que no existe, que me haga sentir como quiero.
Por lo menos ahora el ropero está equilibrado.

2 comentarios:

elcriptico dijo...

Ah, no; eso es trampa, no vale ser breve y que nadie te entienda. El secreto de la brevedad radica en expresar en esas dos líneas todo cuanto queremos decir… y que el resto del mundo lo entienda. La brevedad inexpugnable no es brevedad, es vagancia. (Es un chiste, qué sé yo que cosa es la brevedad) Y hablando de brevedad, si planificara no planificar escribir el relato sobre la metáfora perfecta de tu inconsciente, seguramente ello devendría en una novela de cuatrocientas páginas.

PD: Uy! Mirá que loco, fui breve!

PD2: Igualmente, si logro evitar el pantano semántico hacia el cual se encamina la novela en la que estoy trabajando, quizá intente escribir ese cuento. Pero quién sabe; viste como es esto de no planificar nada, por ahí las palabras se disparan en otra dirección e intentando alcanzarlas nos perdemos en el laberinto de las habitaciones sin desordenar y ya no podemos volver atrás. Más allá de eso, valoro y atesoro el regalo. (Que, siendo como soy, si algún día escribo ese cuento, aclararé que está basado en una metáfora perfecta original del inconsciente de Clarita)

PD3: Uno de esos grandes filósofos griegos de la antigüedad dijo alguna vez algo así como que la palabra y el pensamiento viajaban por dos paralelas que nunca se tocaban. Eso siempre me llevó a pensar que las palabras solo son metáforas del pensamiento. Un vano subterfugio para expresar algo que en realidad es otra cosa distinta de lo que estamos diciendo. No sé muy bien a cuenta de qué viene esto ahora, pero bueno, vino a mí y lo comparto con vos.

elcriptico dijo...

No es necesario darte por aludida, me parece bárbaro que seas feliz a cada rato. Es más, si me pareciera mal, ¿a quién le importaría? es tu felicidad y vos dispones de ella como más te place. Y si, la verdad que entiendo que te rías tanto si te reís de lo ridículo de la vida. ¡Si esta vida es ridícula por donde se la mire! Igualmente, más allá de todo esto, no fue mi intención decirle a nadie cuando ser feliz; es solo una expresión de deseo para aquellos que no se permiten la felicidad tan fácilmente, o aquellos otros que siempre le encuentran un defecto a las razones por las cuales ser felices, o a todos aquellos otros que serían más felices si no hicieran nada de lo que supuestamente pauta la costumbre para ser felices. Hay gente muy infeliz buscando la felicidad sin darse cuenta que seguir al rebaño solo los aleja más de ella (A ellos en particular, otros la encuentran siguiendo al rebaño) Y hay otra tanta gente en este mundo que parece tener que estar pidiendo permiso hasta para ser feliz. Tal vez fueron educados así, quizá sus vidas los llevaron a eso, qué sé yo. Yo solo deseo felicidad y que cada uno lo tome o lo deje. Además, desear felicidad me hace feliz.

PD: Hace mucho tiempo escribí un relato corto (medio fantástico, medio mágico) sobre una chica (medio real, medio inventada) que reía todo el tiempo porque si dejaba de reír lloraba (Otra metáfora y van…) Lamentablemente la vida me despojó de él pues lo perdí no sé donde. No sé si estaba bueno o no (Viste cómo son los recuerdos, tienden al idealismo) No estoy tratando de trazar un paralelismo con tu risa, no lo tomes por ahí; solo me acordé por lo que comentaste. Le pasaban un montón de cosas, muchas de ellas terribles, y la piba siempre se reía y estaba feliz, hasta que un día le rompen el corazón y se ríe tanto, pero tanto y con tantas ganas se ríe, que se muere de dolor. Si, era un relato triste, obvio y lleno de lugares comunes, pero bueno, le tenía cierto cariño (¿Cierto cariño? ¿Cómo es tenerle “cierto cariño” a algo?) Tan obvio era que ¿a que no sabes cómo se llamaba? ¡Felicidad! que además era el nombre de la chica. Y empezaba así: Había una vez… (Al final, cuanto más te lo cuento menos me gusta)

PD2: Yo también prefiero darle vueltas al pensamiento y al subconsciente. Mi problema es que la mitad del tiempo no se cual es el uno y cual el otro, y la otra mitad creo que los dos son el mismo. Por ende y por lo cual, no sé si lo que hago es darles vueltas, dejarlos quietos, o moverlos en zigzag.

PD3: Ah, me olvidaba… ¡¡¡Felicidades!!! (Si esto fuera un mail, acá habría una carita con expresión de “Sacreblu”) (Es muy importante darle entonación francesa al Sacreblu)