miércoles, diciembre 16, 2009

Hay días que sé qué es lo quiero

Esos días simplemente lo digo.
Pero también hay otros días.
Días en los que soy capaz de ver el abanico de infinitas posibilidades que nos presenta la vida y el azar del cualquier momento y no soy capaz de decidir.
Vivo cada decisión como si fuera a determinar el resto de mi vida. Levantarme, ir al baño, bañarme o no, comer o no, qué comer, Prender la compu, apretar la primera tecla, dejar de ver el monitor o la pared (para el caso es lo mimo) como una idiota o un ciego, saber qué es lo quiero decir, abrir el msn, chequear mis mails, postear.
Las únicas cosas que, en esos días, soy capaz de hacer son aquellas planificadas. Las decisiones ya tomadas con anterioridad.
Es por eso que tiendo a planificar cada instante de mi tempo para no caer en esa nebulosa que paraliza.
Por eso intento dejar mi pieza ordenada pero nunca me acuerdo de planificar el tiempo para ordenar la pieza y si, con el tiempo, con el paso de los días organizados de antemano, se desordena todo se desordena, empiezo a dormir en otras piezas y ya no puedo volver. Ya no puedo ordenar, no tengo tiempo.

1 comentario:

elcriptico dijo...

En dos partes.
La primera parte es: Si, no podríamos estar más de acuerdo. Y es tal la coincidencia, que ni vale la pena enumerarlas. En cuanto al arte… he conocido algunas personas estudiantes y/o egresadas del IUNA. Pero no voy a adelantar nada que pueda predisponerte en tal o cual dirección del pensamiento. Como decía alguien “El saber no ocupa lugar” y lo único verdaderamente valedero es la propia experiencia, por eso adelante con ello y después lo charlamos, a ver si seguimos de acuerdo, o no?
La segunda parte es: Este final esta buenísimo para escribir un cuento. Una persona que, ocupada en planificaciones preconcebidas, va mudando de habitación infinitamente hasta perderse en los laberintos del orden inplanificado y los desórdenes subversivos que le salen al paso. (Ahí creaste una metáfora perfecta, aún cuando sea literal) Si no hubiese decidido hace años no planificar absolutamente nada más en mi vida, tal vez planificaría ese cuento. Si, y aquí aparece algo en lo que no estamos de acuerdo (Lo cual, también está bueno) La planificación. Ni siquiera la planificación destinada a evitar las decisiones que determinen el resto de nuestra vida, como bañarse o mirar la pared. Yo, sinceramente creo que las “decisiones” están mucho más ligadas al azar de lo que pensamos, aunque no por eso nos excedan. Es decir, el destino existe, pero cada uno es artífice de su propio destino. (¿Me contradigo?) No decidir nada, es una forma de estar decidiendo algo. Y planificar para no perderse en la nebulosa que paraliza, muchas veces es no vernos dentro de esa nebulosa. Tantas veces he corrido en círculos solo para no quedarme quieto, y tantas otras pude ver la realidad desde la parálisis que me producía, que ya no sé si prefiero lo uno o lo otro; o simplemente, ninguno de los dos.

PD: Notarás que la brevedad de las palabras no es mi gran virtud.

PD2: Había un gran escritor cuyo nombre no recuerdo (Soy un desastre para las citas) que iniciaba sus cartas diciendo: “Si tuviera tiempo para ser breve, no te estaría escribiendo” (Ojo, tal vez no sea textual. Lo repito, soy un desastre para las citas)