jueves, abril 19, 2007

Recuerdos del día que el cielo cayó sobre nuestras cabezas

Después de un día agotadoramente largo me decidí a salir por fin del pabellón III.
Bajé los dos pisos por escalera y cuando llegué a la puerta un espectáculo aterrador se presentó frente a mis ojos. El cielo se estaba cayendo. La bandera Argentina, chiquitita, chiquitita parecía que se desarmaba hebra por hebra.
Mis compañeras decidieron quedarse a esperar que parara el diluvio universal y yo encaré haciéndome la dura. Cuando Llegué al final del pabellón, donde se baja a la calle, me golpeó un viento fortísimo. Creí que me volaba (como si eso fuera muy difícil y con mis pocos kilos pudiera hacer frente a la naturaleza en toda su fuerza.
A los tumbos corrí hasta la parada del 37 (por suerte los colectivos siguieron andando), el bendito colectivo tardó 20 minutos en llegar y el techo de la parada estaba separado 15 centímetros de la pared y con el viento casi horizontal, me terminé de mojar íntegra. Por fin llegaron 4 y alcancé a subir sentada en el 3º.
Apenas subí paró la lluvia.
Dos cuadras antes de llegar empezó de nuevo, aunque más leve.
Salté del colectivo y estaba a 7 cuadras de la seguridad del departamento, así que consideré seriamente tomar un taxi, pero apenas llegué a la esquina me encontré con un personaje muy interesante que no quise perder.
Era un hombre de unos 50 años, con el pelo bastante largo, con ojos grandes que venía vestido de traje negro, con un paraguas negro también, y que estaba tarareando el musical “Singing in the rain”. Hicimos la primera cuadra juntos, yo con alpargatas así que en las cuadras lluviosas iba con los brazos abiertos para hacer equilibrio al mejor estilo de caminar por la cuerda floja, y nos cruzamos con un tercer personaje. Un tipo que no llegaría a los 30’ años vestido de negro, con paraguas a tono y una bolsa de supermercado en cada pie.
Llegamos los 3 a Pasteur, hice una reverencia y doblé.
Entre las dos cuadras que me faltaban recorrer había una laguna que yo tenía que cruzar si o si. Dándome por perdida, encaré el charco por el medio metiéndome en el agua hasta las rodillas.
Por fin llegué a casa, Arcadio se rió mucho de mi, inmediatamente empezaron a llamar de Junín y de Capital mismo para saber si estaba viva, y si había sobrevivido el trayecto desde Ciudad hasta acá.
Si, sobreviví, que el cielo se caiga sobre mi cabeza no me va a frenar, ni siquiera eso.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya leido tu odisea creo que fue mucho peor lo que me paso a mi: aguantar que los unicos 4 canales de television que agarra mi televisor, esten todos con imagenes en vivo de la lluvia, fueron 2 horas ininterrumpidas del noticiero repitiendo lo mismo, creia que iva a morir!!

ME gusto la parte del viejo cantando Singing in the rain.

Anónimo dijo...

wau!!
another flashin chance at bliss!!
¿te suena?....
anoche soñe otra ves esa historia
muy muy bueno lo q escribisss segui asi asi ....bueno o asi
celi.....(j)

Anónimo dijo...

Hola anita, soy Ch1v4 el otro bloguer que salio en clarin, un gusto...

Si te copa pasate por mi blog..

Saludos !

Anónimo dijo...

yo ni bien me subi al bondi se largo la lluvia,, 10 minutos antes de llegar paró.....
y encima ya no estaba inundado nada por casa....
no me moje ni un poquito!!!


jojojo



nos vemoooooooooos en el pabellon!



jori