lunes, diciembre 17, 2007

Burlar a la muerte

La muerte pasó por mi barrio.
Me pasó raspando y dejó su estela de humor.
Por suerte se llevó a la vecina, si, la vieja, la de al lado, la de rulitos, la que sólo habla con Camila.
Tantas veces amenazó con llamar a la policía y la terminamos llamando nosotros para ella.
Todo empezó como cada vez que tenemos noticias suyas, un día cualquiera...
tomando mates en la vereda, esperando a cada momento el chirrido de la cerradura que incara la inminente amenaza de la llamada a la autoridades y la discución de por quésisólo estamos tomando mates en la vereda (dependiendo de la hora también podíaser una cerveza).
Pero la llave no giraba en la cerradura y eso nos sorprendía a cada momento más y más.
Llegó una mujer con un perro, tocó timbre y nos preguntó si la habíamos visto: no, le respondimos.
Nos contó que ella cuida a una amiga de esta vecina con la que almuerza todos los domingo, pero que hoy no contestaba el teléfono, que hoy no había avisado que no llegaría a almorzar.
Empezando a precuparse buscó a otra vecina que le pudiera dar más información, esta la llevó con una tercera y desaparecieron.
Una hora pasó entre una cosa y la otra y llegó un hombre diciendo que era el hermano de la persona en cuestión.
Tocó timbre y por supuesto nadie acudió al llamado.
Le dijimos que llamara a la policía, nos dijo que si no había algún acceso a su casa desde la nuestra.
Le dijimos que podíamos saltar el tapial, y nos pidió por favor.
Cumplieron dos amigos.
"Esta la puerta abierta y la llaves afuera... ... ..." Gritó el primero que saltó
Saltó el segundo "No hay una linterna? esta todo apagado..." Eran ya las 10 de la noche.
Recorrieron la casa prendiendo las luces.
"No hay nadie..."
Volvieron a salir al patio listos para saltar, cuando uno dijo "No... Chabón! Mirá esto..."
"Acá está, llamen a la policía"
Llamamos, en efecto.
Pusimos las pizas en el horno y cenamos.
Entre porción y porción saliamos en turnos, sea a declarar, sea a chusmear.
Lograron llevársela a la 1 de la madrugada.
Papá sirvió de testigo, y nosotros servimos cervezas.
No fue exactamente una noche de fiesta pero risas no faltan nunca en casa y nadie puede decir que con nosotros se aburre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

momento para la frase de cabecera de todo el año!!