Entonces jugamos...

Me provocás Noly? Querés jugar?
Hacés mucho ruido, pero sin hablar.
Me provocás Noly. Querés jugar.
Pero vamos a jugar mi juego, si, juguemos, pero las reglas las pongo yo.
La última palabra la tengo yo.
Decidís agredirme, gritarme, no saludarme. Pero si me cacheteas te beso.
Convierto tu bronca en mis risas y sé que te duele más.
Mi juego es la antítesis.
El odio me mueve, es más fuerte que mi voluntad e incluso me hace bien.
Buenas nuevas todo el mundo!
Claribel pacifista...
y en paz.