Estaba en la casa de él, uno de sus tantos amores, pero de todos el que más le gustaría conservar.
Mientras estaba con él pensaba que nada ni nadie la hacía sentir mejor. Pero a la vez deseaba que hicieran el amor, para variar.
Y esa maldita costumbre! A ella le gustaba la sobremesa, él en menos de 3 segundos estaba en el baño limpito y cambiadito.
- No, pará, no te vayas todavía. No me dejes desnuda y sola. Abrazame. Necesito que me hagas sentir que soy más que un polvo, que por lo menos soy un buen polvo.
Él medio a regañadientes, la abrazó. Y fue más que suficiente.
- Bueno, ahora ayudame a atarme esto.
- Ah! No, no puedo…
- Dale, si la parte más difícil ya la hiciste.
- No, eso no fue difícil para mi- La dejó sin palabras. Atónita.
Él era el que presentaba desafíos de palabras, juegos de poder, él en sí era un acertijo.
El más frío en lo cotidiano y a la vez el que más la abrigaba a la hora de dormir.
Y ahí estaba, abrigándola con palabras y abrazos después de la cena.
Si, definitivamente, era su preferido.
lunes, enero 29, 2007
El preferido
a la/s
1:39 p.m.
Publicadas por
Clarita
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